16-04-2020 - 12:01 - porcí
Análisis realizado por los servicios de porcino de Mercolleida.
Los precios del cerdo se han desplomado en estas últimas 3 semanas en toda América, conforme el coronavirus iba expandiéndose en este continente. La mayor afección para el sector porcino parece concentrarse en EEUU, pero también en Canadá y Brasil hay caídas muy importantes de los precios. Esta situación contrasta con los descensos más suaves que se han dado en la UE en las últimas 5/6 semanas (el coronavirus llegó antes aquí que a América), incluso en los países más afectados como son Italia y España. La principal diferencia puede estar del lado de la oferta: mientras que en la UE la producción porcina se mantiene más o menos estabilizada, tanto porque el crecimiento en España compensa el descenso en Alemania como porque la retirada de antibióticos está limitando el aumento productivo, en toda América hay más cerdos este año que nunca, sobre todo en EEUU. A esto se le añade ahora el descenso de la demanda del canal Horeca, que en América tiene un peso más importante que en Europa para la carne de cerdo, y los crecientes problemas de positivos en las plantillas de los mataderos de EEUU y Canadá, que reducen la capacidad de matanza justo cuando ésta es más necesaria por la oferta récord de cerdos que necesita ser sacrificada. Además, la exportación absorbe más porcentaje de producción en países como España (cerca del 50% es ya exportado) o Alemania (estará sobre el 40%) que en EEUU (en torno al 25%) y, ahora mismo, el motor de la demanda global es la exportación al sudeste asiático y, especialmente, a China. Con lo que en Europa la menor demanda interior convive con una menor oferta pero el precio del cerdo encuentra apoyo en la exportación, mientras que en América hay menos demanda interior cuando hay más oferta que nunca y la mayor exportación no consigue equilibrar los mercados.: las caídas por el coronavirus en América triplican las europea e incluso la china y, comparando con un año atrás, los únicos precios más bajos ahora son los americanos (en China, siguen disparados por la PPA).
La interrupción del transporte de alimentos ha sido bastante limitada, con apenas algunos incidentes aislados. Los puertos funcionan también con normalidad y no hay problemas relevantes de positivos de coronavirus en los mataderos. Los trabajadores mayores de 60 años están en sus domicilios, al ser considerados población de riesgo.
Sin embargo, el problema viene del lado de la demanda, ante la caída de los pedidos de la industria de servicios de alimentación (la que sirve a restaurantes, cáterings, comedores colectivos,…). Los mataderos hablan de un descenso del 10% al 15% en estos pedidos. La ventaja es que sigue habiendo una robusta demanda para exportar, sobre todo con destino a China, aunque se indica que hay problemas de disponibilidad de contenedores.
Precisamente, uno de los primeros efectos de la pandemia de coronavirus para el sector cárnico brasileño ha sido la congelación de las homologaciones de nuevas empresas para exportar a China. Hay muchos funcionarios que trabajan desde casa en ambos países y no se pueden realizar las reuniones y visitas técnicas. Desde China, se indica que no habrá nuevas homologaciones hasta que disminuyan los casos de coronavirus en Brasil. Y eso que ambos países aprobaron en diciembre pasado un nuevo sistema para realizar "controles virtuales" de las plantas vía video-link remotos, que substituirían las visitas de delegaciones de técnicos chinos. Pero este sistema requiere todavía que haya bastantes funcionarios de distintos departamentos, así como traductores, juntos en una misma sala del ministerio brasileño y que lo mismo suceda del lado chino, junto con un equipo in situ en cada empresa que vaya retransmitiendo la inspección. Las empresas aprobadas el año pasado no se ven afectadas por este parón (fueron 25 en septiembre y otras 13 en diciembre).
En general, buena parte de la población brasileña está en cuarentena, pero la dureza de las medidas depende más de cada estado que del gobierno central (el presidente no está de acuerdo con tantas restricciones).
Al menos 5 plantas cárnicas han detenido sus operaciones desde finales de marzo, a causa de positivos de coronavirus en sus trabajadores. Aunque la mayoría de las compañías no han dicho exactamente cuándo volverán a abrir, se han puesto en marcha ya medidas para permitir la reapertura de estos mataderos en cierre temporal. Pese a ello, es obvio que se está acumulando un gran retraso en la matanza. La caída que registró el precio la semana pasada ha sido la más fuerte desde, como mínimo, el año 2000.
El primer matadero en cerrar a causa del coronavirus (tuvo un centenar de casos) fue uno de Olymel, el pasado 29 de marzo, y que, tras 14 días de cuarentena, vuelve esta semana a la actividad, aunque de forma gradual y sin turno de noche. Este matadero sacrificaba 28.000 cerdos/semana y se prevé que tenga ahora un ritmo de 4.000 cerdos/semana. Hay además otros 3 mataderos de esta misma empresa cuya actividad está también ralentizada por algunos casos de coronavirus. Todo ello se traduce en un excedente de cerdos: durante estas 2 últimas semanas se calcula que unos 60.000 cerdos han visto retrasada su matanza en Québec (en torno al 20% de la matanza total normal). Como en todo el mundo, los canadienses cruzan los dedos para que se estabilice la situación del COVID-19.
Esta semana se ha iniciado el desconfinamiento en la provincia de Québec, con la reapertura de la construcción y de algunos comercios: si la situación no empeora, Québec va a ir abriendo progresivamente más sectores de actividad en el transcurso de los próximos meses. Entonces, el problema será de pérdida de poder adquisitivo del consumidor.
Los precios se han hundido en EEUU a causa de una oferta récord confrontada con un descenso de la demanda. Los americanos exportan un 25% de su producción, con lo que el 75% ha de ser consumido en su mercado interior y, en estos momentos, con el cierre de la restauración, hay un significativo descenso de la demanda de carne para consumo (sobre todo, de bacon). A esto se le añaden ahora los problemas de positivos de COVID-19 en los mataderos, que están reduciendo la capacidad de matanza nacional. En otras palabras, hay demasiados cerdos a la venta en relación a la capacidad de los mataderos para comprarlos. Se calcula que la capacidad de matanza en EEUU se habrá reducido en un 6% a causa del coronavirus y no hay ninguna fecha para la recuperación de la actividad.
No hay que ser tampoco catastrofistas: EEUU no se está quedando sin carne y, de hecho, el stock de carne de cerdo congelada es sostenidamente elevado y la mayor parte de los mataderos permanecen abiertos. Pero hay que ser también realistas: el coronavirus ha infectado ya a cientos de trabajadores de los mataderos de zonas clave de la producción y se está extendiendo. Además, la capacidad de congelación no da ya para mucho más... La posibilidad de paradas prolongadas de la matanza ha hecho que un directivo de Smithfield advierta de que EEUU está "peligrosamente cerca "de un déficit cárnico. Porque los problemas de bajas en las plantillas afectan también a los mataderos de vacuno y de pollo: una vez que se agoten los actuales stocks, los consumidores americanos han de esperar, si la situación no mejora, ver menos cantidad de productos cárnicos en los lineales de los supermercados.
Sin duda, el detonante de todo esto saltó este domingo, 12 de abril, cuando Smithfield Foods anunciaba el cierre indefinido de su matadero de Sioux Falls (Dakota del Sur) para frenar la propagación del coronavirus entre sus trabajadores. Este matadero tiene una capacidad de 19.500 cerdos/día: casi el 4% de la capacidad de matanza de EEUU. Poco antes, el 6 de abril, Tyson Foods había anunciado ya la suspensión de sus actividades en el matadero de Columbus Juction (Iowa), con una capacidad de más de 10.000 cerdos/día: el 2% de la capacidad de matanza de EEUU. Aunque es un problema importante para los ganaderos que trabajan con estos mataderos, los analistas estiman que debería ser posible absorber estos cerdos en otras plantas, ya que hay capacidad instalada para ello. El problema es que todos los mataderos están afectados por la salud de sus trabajadores, el aumento de los trabajados de limpieza, las medidas de distancia social en los puestos de trabajo y la realización de test. El absentismo laboral va a ir en aumento y, si hay problemas de mano de obra ahora que la pandemia está en sus inicios en EEUU, todo va a ser peor cuando la curva de contagios se vaya más arriba. Así que acelerar el ritmo de matanza para compensar los cierres temporales puede no ser tan fácil. Al final, los excedentes de cerdos presionan sobre el precio del vivo y la menor demanda de carne presiona también sobre los precios de la carne. Aunque el efecto del cierre de estos mataderos ante el consumidor todavía está por venir, ya que hay un lapso de 2/3 semanas desde que el cerdo sale de la granja hasta que su carne llega a las tiendas.
Otros sectores tienen también problemas similares. Uno de los mayores mataderos de vacuno (en Colorado) ha cerrado también porque docenas de sus trabajadores han enfermado (con incluso 2 muertes). En pollo, se calcula que la matanza está bajando en torno a un 5%.