02-05-2024 - 12:49 - cereales y forrajes
La producción total de las empresas del sector deshidratador español en la campaña 2023/24 ha sido de 980.906 toneladas, lo que supone un descenso de un 22% con relación a la producción registrada en la anterior campaña.
La producción disminuye en prácticamente todas las comunidades autónomas sin excepción, siendo Aragón la que menos cae con un -17%, y las dos castillas, donde más se acusa el descenso, situándose en un -35%. Según indica la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada, AEFA, Aragón ha producido el 61% de total de España (604.000 toneladas), seguido de Cataluña con el 17% y de Castilla y León con el 10%.
La producción de granulado baja levemente en 23.000 toneladas, mientras que la de balas tiene un descenso notable, con una pérdida aproximada de 130.000 toneladas respecto a la campaña anterior.
Este año el mercado ha tenido dos realidades muy diferenciadas, por un lado lo sucedido en el mercado nacional y por otro el desarrollo que han llevado las exportaciones.
El comienzo de la campaña estuvo marcado por la sequía, la falta de pasto, y la falta de existencias del final de la campaña. Esto hizo que los ganaderos nacionales entrasen en una “psicosis total“ ante la posibilidad de quedarse sin alimento para los animales si la falta de agua se alargaba en el tiempo. Entre los meses de abril y junio, todo lo que se producía se sacaba al mercado nacional. Después de las lluvias de junio y septiembre, la demanda interna volvió a la normalidad.
Respecto a lo ocurrido en las ventas a exportación, podemos también dividirlo en dos fases diferenciadas. La época de la sequía, donde hubo alguna opción de cerrar operaciones a precios interesantes, pero la duda de si iba o no a haber producto, hizo que muchas industrias no se comprometiesen con contratos para servir durante toda la campaña. Si bien en ese periodo ya había dudas sobre la situación del mercado en Asia, debido a los altos precios de la última campaña y a los bajos precios de la leche en esos mercados.
Tras el verano y con los almacenes ya con mercancía tras las lluvias de junio, se esperaba a los compradores internacionales que, o no llegaban o no estaban dispuestos a pagar el precio del producto nacional. Dicho precio estaba condicionado por el precio de compra al agricultor y por la gran diferencia con el mercado nacional, y así fueron pasando los meses con salidas en cuentagotas, un 50% menos que años anteriores. A todos estos problemas de demanda, se unió el problema del Mar Rojo.
El pasado 1 de abril dio comienzo la campaña 2024-25 de los forrajes deshidratados. A priori, la situación es muy distinta a la que se vivió el pasado año, donde la sequía amenazaba la producción anual. Actualmente las reservas hídricas son mayores que las del año anterior, lo que nos daría una producción que rondaría las 1.300.000 toneladas, además la superficie destinada a los forrajes podría crecer entorno a un 5% con relación a la campaña pasada, sobrepasando las 100.000 hectáreas.